Pintura mural graffiti

Cuando hablamos de un mural, comúnmente nos referimos a cualquier cosa que se pinte sobre una pared. Da igual la técnica, el estilo o la temática, ya que seguirá siendo un mural. La diferencia viene con el término Graffiti. Es un término demasiado ambiguo que trata de clasificar una tendencia que nació en la antigua Roma y que resurgió con fuerza en los años 60-70 con el auge de los sprays.

Este estilo ha ido evolucionando, aunque generalmente se entiende como Graffiti-mural a cualquier intervención sobre pared que incluya una temática y acabado, que contenga indispensablemente unas letras de Graffiti.

Los murales existen desde que nuestros antepasados pintaron unos animales en las paredes de sus cuevas. Durante siglos los más pudientes han contratado diferentes artistas para la pintura de murales en sus casas, viviendo una explosión por ejemplo durante el renacimiento. Lo que hoy en día conocemos como mural viene directamente influenciado por el muralismo mexicano de Diego Rivera que consiguió sin duda crear escuela entre sus contemporáneos.

Así durante décadas cada estilo se ha ido desarrollando de forma diferente, siguiendo caminos muy separados. Pero en los últimos años la línea que los separaba se ha ido volviendo más fina y cada vez es más difícil encasillar una obra en un estilo o en otro.

Aún existe una tendencia firme en ambos mundos que es fiel al estilo original de nombres y tipografías (Graffiti) y colores vivos y estilo narrativo (muralismo mexicano). Hoy en día, principalmente debido a la demanda creciente de profesionales, da la sensación de que hay un sector de estos graffiteros que priorizan la estética en muchos de sus trabajos, creando obras donde la armonía es muy importante, intentando acercarse al gusto de un público más amplio.